El dicho de más vale tarde que nunca me lo he tomado al pie
de la letra pero bueno por fin me
dignado a actualizar.
Este fin de semana he corrido G.P Induráin y Vuelta a la
Rioja.
Empezando por el principio, el día no acompañaba mucho para la jornada a disputar por tierras
navarras, vamos que si la carrera ya es poco dura de por si íbamos a tener la
climatología en contra también. En la salida las típicas dudas de que si
botines, chubasquero, cristales de agua…. como soy de Burgos y al frio tengo
que estar acostumbrado y correr en un equipo vasco implica que al agua también
lo esté, pues salimos “a pelo”, como los valientes jeje.
La carrera estuvo marcada por la fuga en la que conseguimos meter a mi compañero
Igor Merino. El pelotón iba imponiendo un ritmo que en esas carreteras y terrenos
tan pestosos mezclados con el aire se convirtió en una supervivencia, cada vez
que miraba para atrás allí quedábamos menos gente.
Mis sensaciones eran bastante buenas hasta que me llego la
hora, noté unos calambres ha falta de unos 20 Km a meta, era el peaje que tenía
que pagar por ir a una velocidad digna de autopista (aquí no hay nada gratis) y
todavía quedaba la ultima pasada por el Puy antes de meta, asique allí intente
cavar mi tumba de una vez arrancando en las duras rampas pero no fue hasta 5 kilómetros
después en el siguiente puerto donde
quede sepultado. El consuelo que me queda es que en el pelotón ya solo íbamos
20 integrantes y allí había gente que yo he visto por la tele ganando.
Una vez perdido el tren de la carrera, los últimos 15 kms
les hice despacito a ver si conseguía
engañar un poco al cuerpo y al día siguiente en Rioja no se acordaba mucho del
mal trato recibido.
En el próximo capítulo contaré como fue la carrera en La
Rioja.
La foto la tomo prestada de Maialen Zuazubiskar.